La década prodigiosa
Muchos no dudarían en calificar los noventa como la década prodigiosa de la música de cine. Se presenta una etapa donde los compositores se sienten más libres de tendencias y estilos musicales del momento, algo que no había ocurrido hasta entonces.
Algunos aluden que uno de los motivos es el estancamiento de la música pop, que se convierte más en música de oír y tirar, con grandes puestas en escena y muchos medios tecnológicos. Además, la generación de compositores que habían nacido musicalmente en los sesenta (Morricone, Williams, Goldsmith, Bernstein etc.) está en su madurez artística. También se producen películas con gran originalidad, que permiten al compositor escribir música en un entorno más creativo. Y por último habría que sumar el surgimiento de otros grandes de la música de cine (algunos ya mencionados), que aportarían frescura e ingenio.
En esta etapa se promueven canciones como parte de una banda sonora (aunque a veces algunos temas no salgan en la película). Es un modo de aprovechar el impacto del film con objeto de vender CDs (hay que reconocer que ha habido buenos trabajos). Es un periodo en el que algunos de los cantantes más famosos del momento ponen su voz y sus canciones al servicio del cine. El punto de partida lo puso Cuatro bodas y un funeral, con una selección impresionante de canciones.
Aunque muchos compositores utilizan la tecnología buscando nuevos sonidos, los instrumentos naturales como el piano, el violín y las grandes orquestas seguirán siendo la materia prima de las composiciones para cine.
El cine de animación
Los noventa fueron especialmente exitosos para las películas de animación con excelentes bandas sonoras y canciones originales. Disney, Dreamworks y Warner acapararon diversos Óscar de la Academia.
Sin duda, es la década de Alan Menken, autor de títulos tan destacados como La sirenita, Pocahontas, La bella y la bestia, Aladdín, El jorobado de Notre Dame, Zafarrancho en el rancho, Hércules o Enredados. Menken ha ganado un total de ocho oscars y ha etsado nominado ¡diecinueve veces!
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Beauty and the beast – Celine Dion & Peabo Bryson
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Hans Zimmer y Elton John formarían un excelente binomio para escribir la música de otra de las grandes películas, El rey león (1994). Mientras Zimmer escribía el score, Elton John compondría e interpretaría Circle of Life, Hakuna Matata y Can you feel the love tonight. Esta última conseguiría el Óscar a la mejor canción. Hans Zimmer también obtendría una estatuilla por su banda sonora.
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Otros clásicos del género serían You’ve got a friend in me, de Randy Newman, para el film Toy Story (1995) o When you believe de la película El príncipe de Egipto (1998), interpretada por Whitney Houston y Mariah Carey. Mark Mancina y Phil Collins escribieron la música de Tarzán (1999). Tanden que repetirían en el 2003 con la banda sonora de Disney Hermano Oso. En la película Collins interpreta el famoso tema You’ll be in my heart, que ganaría el Óscar de la Academia.
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You’ve got a friend in me – Randy Newman
Hans Zimmer y Howard Shore
Antes de terminar me gustaría hablaros de tres compositores que me parecen fundamentales. El primero de ellos es Hans Zimmer, un artista que ha sabido utilizar lo mejor de cada instrumento para escribir la música más apropiada a cada historia. Su música se caracteriza por la integración de la música electrónica con arreglos sinfónico-orquestales. Sus composiciones irradian pasión siendo capaz de emocionar, hacer vivir y sentir la música.
Su capacidad creativa y autodidáctica le ha permitido moverse en todos los registros y estilos, tanto en el papel de compositor del score y las canciones como orquestador, arreglista o director. Ha escrito para el cine de comedia, drama, terror, animación, bélico, histórico, etc. Suyas son las BSO de El Rey León, Gladiator, Interstellar, La delgada línea roja, Piratas del Caribe o Dunkerke.
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The Lion King Suite – Hans Zimmer
Piratas del Caribe – Hans Zimmer
Entrevista de Jaime Altozano a Hans Zimmer
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De formación clásica, Howard Shore tuvo sus comienzos como músico de instrumentos de viento (trompeta, saxo, etc.) en el jazz y otros géneros. Comenzó su carrera con el grupo canadiense Lighthouse.
Más tarde sería el director musical de un famoso programa de televisión: Saturday Night Live. De la TV daría el salto al cine con una brillante carrera profesional. Trabajador muy sobrio en sus partituras y de un gran sinfonismo, destaca por aprovechar al máximo los instrumentos de cuerda, como violines, violonchelos, etc. Poco amigo de la percusión y otros ritmos ligeros. Además de compositor es un excelente orquestador, director y coautor de canciones de algunas de sus bandas sonoras. Si tuviera que destacar alguna de sus composiciones, sin duda me quedaría con la saga de El Señor de los Anillos.
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España en los 90
En los años noventa, en España, tiene lugar un fenómeno especial dentro de la composición para el medio audiovisual: un amplio grupo de compositores hace su aparición en el cine de una manera mucho más profusa y natural que en décadas anteriores. Esta circunstancia va de la mano de una renovación general que se lleva a cabo en todos los sectores de la industria cinematográfica y en concreto se observa en la llegada de nuevos directores. Es el caso de los vascos Juanma Bajo Ulloa, Julio Médem y Álex de la Iglesia. Después vendrán otros como Agustín Díaz Yanes, Alejandro Amenábar, Icíar Bollaín, Isabel Coixet, David Trueba y un largo etcétera.
La renovación se ve representada por la que se ha dado en llamar la nueva “generación” de compositores de música del cine español, dentro de la que figuran los músicos con más renombre de nuestra composición actual, como Alberto Iglesias o Roque Baños.
Alberto Iglesias es uno de los mejores compositores españoles de las últimas décadas. Con una amplia formación en piano, composición y música electrónica, no sólo ha compuesto música de cine sino que además ha destacado como compositor en el ballet, siendo especialmente importantes sus colaboraciones con el coreógrafo Nacho Duato.
Su sensibilidad artística le ha permitido escribir melodías y partituras tan elegantes como enigmáticas, tan emotivas como complejas. Musicalmente siempre se ha sentido fascinado por la partitura de Vértigo (Alfred Hitchcock, 1958), compuesta por Bernard Herrmann, uno de sus grandes referentes. También tiene gran devoción por los trabajos del mítico colaborador del director italiano Federico Fellini, Nino Rota , y del estadounidense Thomas Newman (Tomates verdes fritos, American Beauty, Camino a Perdición).
En cuanto a su producción, ha trabajado en nuestro país con los compositores más prestigiosos y vanguardistas, destacando sus colaboraciones con Julio Medem, Pedro Almodovar e Icíar Bollaín.
Gran parte de la magia que destilan las películas de Julio Medem se debe a la música de Alberto Iglesias, compositor de las bandas sonoras de todos sus largometrajes y de algunos de sus cortometrajes. Es indudable el beneficio que obtienen las películas de Medem con la música de este compositor. Y no sólo por su belleza, sentimiento y originalidad. Alberto convierte las notas de sus partituras en otro personaje de la película, omnipresente, o incluso en un narrador que nos transmite junto a la imagen la vida que encierra la pantalla. Alberto Iglesias es el complemento directo de Julio Medem, haciendo más accesibles sus películas y convirtiéndose en el mejor portavoz de la introversión de los personajes, expresando lo que esconden sus miradas y silencios. Han trabajado juntos en Vacas, La ardilla roja, Los amantes del círculo polar, Lucía y el sexo, etc.
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Me voy a morir de amor – Lucía y el Sexo (Julio Medem)
Todo sobre mi madre (Pedro Almodóvar)
Final y a ciegas – Los abrazos rotos (Pedro Almodóvar)
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Fuera de nuestras fronteras ha sido nominado en tres ocasiones a los Premios Óscar por El jardinero fiel, Cometas en el cielo y El topo, y ha trabajado para directores como Ridley Scott (Exodus: Gods and Kings) o Steven Soderbergh (Che).
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El jardinero fiel – Fernando Meirelles
DESCARGAS DE LA UNIDAD 4
UNIDAD 4 (II): LOS AÑOS 60
UNIDAD 4 (III). ESCENAS PARA EL SOCRATIVE.