Sobre poesía y catedrales sonoras
Trovadores, troveros y juglares
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En la tradición oral, la poesía es inconcebible sin la música, es decir, la poesía es siempre canción, por lo que la forma de la composición musical estará ligada siempre al texto y se expresará principalmente a través de la monodía (composición a una sola voz).
A pesar de que, desde el siglo XI, ya hay técnicas de notación musical bastante precisas, la tradición oral siguió siendo el principal mecanismo de transmisión musical. Además, al no existir todavía la imprenta, transcribir una canción resultaba una tarea cara y tediosa. Por ello sólo contamos con algunos cancioneros con las composiciones más célebres. Muchas de ellas fueron transcritas más de un siglo después de su composición y con frecuencia sólo se conserva la letra. Por tanto, para acercarnos a la forma musical en la Edad Media tenemos que hablar de poesía, teniendo en cuenta que la melodía es siempre un valor añadido al texto.
Todo comenzó con una canción
l repertorio más antiguo de poesía lírica medieval lo constituyen las canciones de los trovadores. Se trata de un arte cultivado en Provenza (sur de la Francia actual) desde el siglo XI y que llegó a convertirse en un fenómeno internacional al extenderse por toda Europa. La mayoría de los trovadores fueron nobles y su lengua es la lengua d’Oc u occitano, próxima al catalán actual. El arte de los trovadores se desarrolló a través de torneos poéticos llevados a cabo en las cortes provenzales y se divulgó por toda Europa gracias a los juglares, artistas populares ambulantes de baja extracción social que lo mismo cantaban que realizaban acrobacias o tocaban instrumentos.
La temática de las canciones giraba principalmente en torno al amor cortés, aunque incluyó temas muy variados, incluso de tipo político, satírico, religioso o popular. Las melodías son estróficas (se repite la música y va cambiando el texto) y tienen estructuras muy variadas, aunque la más recurrente es la denominada forma cansó (aab). El arte de los trovadores decayó durante el siglo XIII debido a la decadencia política de Occitania.
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Bernart de Ventadorn: Can vei la lauzeta / Traducción de la letra
La influencia de los trovadores se trasladó pronto a otras latitudes y lenguas. Es el caso de los troveros, poetas líricos en lengua d’oïl (francés antiguo) que desarrollaron su actividad en el norte de Francia entre el siglo XII y principios del XIV. La cansó trovadoresca fue sustituida por la chanson trovera, que se expresó a través de las tres formes fixes (formas fijas): la ballade, el rondeau y el virelai, las cuales mantuvieron su primacía entre las formas profanas hasta bien entrado el siglo XV. La principal característica de estas formas es la alternancia de estrofas y estribillo. Se basaban en dos secciones (A y B) en las que a veces se repite texto y música, y en otras se utiliza la misma música para un texto diferente.
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Guillaume de Machaut. Virelai “Douce Dame Jolie” / + Info
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En la península ibérica la manifestación más importante de la lírica medieval la constituye la lírica galaico-portuguesa, que se conserva principalmente a través de las 427 Cántigas de Santa María (textos y melodías) recopiladas por Alfonso X El Sabio (siglo XIII).
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Ve a la etapa 3 del Camino de Santiago.
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En el siglo XIII, la polifonía (la composición a varias voces) dará el salto del ámbito religioso al profano y aparece una forma muy compleja: el motete. El motete medieval consta de una sola sección y consiste en la adición de una, dos o tres voces a una melodía preexistente, generalmente religiosa, con textos diferentes de temática trovera. Durante el siglo XIV las formes fixes, adoptaran también la polifonía. El compositor y poeta más importante del siglo XIV es Guillaume de Machaut.
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¿A qué suenan las piedras?
El canto gregoriano, la monodia religiosa, es la banda sonora de un estilo arquitectónico que se extiende por Europa desde el siglo X al siglo XIII: el románico. La polifonía, la escritura de la música en varias voces que se superponen y entrelazan, nace con el gótico. La música es el arte de combinar los sonidos en el tiempo y la arquitectura es el arte del espacio, pero, ¿existen relaciones entre ambas disciplinas?
Establecer un paralelismo directo entre arquitectura y música puede ser muy atrevido, pero no me cabe duda de que determinadas formas musicales tienen relación con determinadas formas arquitectónicas, como es el caso del canto gregoriano con la bóveda de cañón, y el desarrollo de la polifonía con el surgimiento del gótico y la bóveda de crucería. Y es que la música tuvo mucho que ver en el cambio de concepto arquitectónico que supuso el paso del románico al gótico, con toda probabilidad el giro más transcendental en la historia de la arquitectura.
Ve a la etapa 2 del Camino de Santiago.
Quizá la innovación arquitectónica más significativa del románico es la incorporación de bóvedas de piedra, que permitieron evitar los incendios y ofrecieron una sonoridad perfecta para el canto gregoriano. Los edificios románicos más representativos están completamente abovedados, generalmente con bóvedas de cañón que, al cruzarse, crean bóvedas de arista.
Estas bóvedas son muy pesadas, lo que obligó a crear soportes tanto a lo largo de la bóveda (arcos fajones) como en el exterior de los edificios (contrafuertes). Los muros, para poder soportar el peso, tenían que ser gruesos y sin apenas ventanas lo que hacía muy oscuro y frío el interior de los edificios. Por otro lado, tampoco podían alcanzar grandes alturas lo que hacía que predominaran los aspectos horizontales sobre los verticales.
La contemplación de un templo románico, con sus formas geométricas simples, nos sugiere un acompañamiento musical como el que nos ofrece el canto gregoriano o las polifonías más primitivas: horizontalidad, sencillez y espiritualidad.
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Notre Dame y el Ars Antiqua
El siglo XII supone un punto de inflexión. París se alza como la capital cultural de Europa y en ella se empieza a construir uno de los templos más trascendentales de la historia del continente, Notre Dame. La escuela musical que se crea a su abrigo será la responsable de uno de los hitos más significativos de la historia de la música occidental: el desarrollo de la polifonía.
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Ve a las etapas 4 y 5 del Camino de Santiago.
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Las formas góticas, disparadas hacia el cielo, entrelazadas y de geometrías complejas, cantarán con voces diferenciadas e independientes entre sí. La ligereza de las bóvedas de crucería y las innovaciones constructivas permitirán levantar edificios más altos y abrir grandes vanos en los muros en los que se insertarán vidrieras maravillosas que llenaran las catedrales de luz y color.
El paso de una concepción monódica y horizontal de la música, manifestada en el canto gregoriano, donde sólo tenemos una única melodía, a una nueva organización musical, en la que se introduce el concepto de verticalidad con la utilización de diferentes melodías simultáneas, se convierte en uno de los principales intereses de los teóricos y compositores de la época.
No podemos saber cómo eran las primeras prácticas polifónicas medievales con precisión, pues la inexactitud de las primeras fuentes teóricas hace de su conocimiento un verdadero ejercicio de interpretación. Sin embargo, en ellas se describía la práctica del canto a diferentes voces y a éste se le denominaba organum. Al principio, se añadió una melodía paralela a la gregoriana (1); después esta segunda melodía se empezó a mover con más libertad (2) y por último la voz añadida ornamentaba con libertad sobre la melodía gregoriana, que se alargaba en el tiempo (3).
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(1) Organum paralelo
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(2) Discantus
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(3) Organum melismático
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A esas dos voces se añadieron posteriormente una tercera y, en Notre Dame, una cuarta gracias a dos maestros de los que apenas se conoce nada: Leonin y Perotin. El desarrollo de la polifonía musical hace que la práctica se hiciera cada vez más compleja, y la sistematización de un sistema de valores rítmicos que guiara a los intérpretes se hizo indispensable. Con la polifonía, los compositores de Notre Dame desarrollaron esquemas rítmicos que estructurarían más sus composiciones lo que hizo necesario un salto más en el desarrollo de la notación musical que contemplara diferentes duraciones para los sonidos.
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Aunque la polifonía primitiva que emanaba de las paredes de Notre Dame pueda parecer hoy rudimentaria, los oídos medievales veían en ella el esplendor de una música nueva, una música concebida con la misma verticalidad con la que se elevaba la catedral, cuyas melodías ascendían y descendían a la par que uno de los templos más importantes para la historia europea.