Stamitz y la Escuela de Mannheim

Durante el Clasicismo la orquesta vivió su mayor evolución y desarrollo. Johann Stamitz estableció la primera orquesta clásica como tal: la orquesta de Mannheim, que puede considerarse el principio de la orquesta sinfónica actual. Stamitz fue nombrado director en 1750 y bajo su guía, la orquesta adquirió nuevas prácticas interpretativas que le dieron un sello distintivo hasta tal punto que hoy se habla de la Escuela de Mannheim, una de las más importantes del Preclasicismo.

Los compositores de esta escuela introdujeron varias ideas novedosas en la música orquestal de aquel tiempo en lo que se refiere a dinámicas y articulación:
Sus crescendo y diminuendo, una práctica inexistente en el Barroco. Una práctica novedosa fue el llamado crescendo Mannheim (un crescendo desarrollado por toda la orquesta). Otros rasgos significativos fueron los llamados pájaros de Mannheim (imitación de pájaros piando en pasajes de solo) o la Gran Pausa, donde se hace el silencio con el fin de volver a empezar vigorosamente.

Evolución de las familia y la plantilla instrumental.

Se dio un novedoso trato de vientos y cuerdas como grupos instrumentales independientes. Las cuerdas, además, exploran efectos como el pizzicato y las dobles cuerdas.
En los vientos se introduce la configuración “a dos” de forma permanente (flautas, oboes y fagotes), a la vez que asumen papeles más importantes, convirtiéndose en autónomos melódica y armónicamente. Las trompas no se limitan a intervenir en el primer y el último movimiento de las sinfonías, como era habitual hasta entonces, sino que participan en toda la obra, salvo en el trío del minueto. Además, Beethoven incluye, en su Sinfonía nº 5, un instrumento utilizado hasta entonces únicamente en música religiosa y ópera: el trombón.

Todavía la percusión está representada, casi exclusivamente, por los timbales.

En la segunda mitad del siglo XVIII se realiza una espectacular innovación: la inclusión de un nuevo instrumento, el clarinete, que ya no abandonará la orquesta, y el piano aparece a menudo como solista con la orquesta.

El número de componentes de la orquesta, que en tiempos de Bach era de veinte ejecutantes, con Händel llega a treinta y dos, y a finales del siglo alcanza la cifra de cincuenta y hasta sesenta en algunas ocasiones.

Progresivamente va desapareciendo el clavecín de la orquesta, debido a que la línea del bajo se independiza de la del contrabajo, los violonchelos y el fagot. En su lugar, el primer violín asume la dirección del conjunto. Poco a poco se irá imponiendo la figura del director, presente al frente de la orquesta. Algunos directores, sin embargo, continúan dirigiendo desde el clave en ocasiones. En Milán, hacia 1770, existía la costumbre de que las tres primeras representaciones  de una ópera las dirigiera el compositor desde el clavicémbalo, mientras que del resto se hacía cargo el primer violín. Mozart dirigió varias de sus óperas desde el clave, al igual que hizo Haydn con sus sinfonías.

Cuando Viena se convirtió en el centro más dinámico del clasicismo, hacia 1760, Mannheim perdió su relevancia, pero las semillas del estilo de su Escuela habían germinado espléndidas en las orquestas de Haydn y Mozart.