El despertar de la fuerza

A mediados de los años 70, cuando ya parecía que el concepto tradicional de la música de cine había pasado a la historia, siendo sustituidas las bandas sonoras originales por canciones de éxito, se produce un redescubrimiento de la música sinfónica de la mano del que será el compositor más popular del género de todos los tiempos, John Williams. Éste no muestra ningún interés por los avances tecnológicos y sus posibilidades de conseguir nuevos efectos y sonidos gracias a los sintetizadores y sus partituras son, como la música cinematográfica de los años 40, plenamente sinfónicas.

Su obra maestra es la banda sonora de La guerra de las galaxias (1975). Tiburón (1975) hizo ganar a John Williams su primer Óscar como compositor, y es la segunda de una larga serie de colaboraciones con Steven Spielberg.

Jerry Goldsmith ha sido el único compositor que ha podido rivalizar con John Williams, y para algunos críticos es mejor que él, sobre todo por la regularidad y calidad del conjunto de su obra. Se adapta a cualquier género o argumento, y a los estilos más diversos, desde el melodismo más clásico hasta el lenguaje atonal. En la música de Alien, el octavo pasajero (1979), película dirigida por Ridley Scott, se observan influencias de las instrumentaciones de Ravel y de las composiciones de Xenakis y Penderecki de los años 60 y 70. Según Rull (2012),  existen tres características que caracterizan la banda sonora de los años 70:

Tres fueron las características más emblemáticas del sonido de las bandas sonoras en los 70:

  1. La música claramente influenciada por la época, sobre todo funky y disco, con el exitazo que supuso, cinematográfica y discográficamente, Fiebre del sábado noche con las canciones de los Bee Gees y que marcaron a toda una generación.
  2. La música más romántica y sensual, edulcorada y fuertemente empalagosa. Entre sus máximos exponentes Love Story, Verano del 42, Emmanuelle o Bilitis, que marcaron buena parte de la música ambiental e instrumental superventas registrada en los antiguos cassettes en versiones interpretadas por algunas de las aspirantes a famosas orquestas del momento.
  3. ¡Cómo no!: John Williams

El nuevo sinfonismo: John Williams

No sería un error decir que gran parte la música que ha traspasado la pantalla para asentarse en la cultura popular en el cine de los últimos 35 años es responsabilidad de John Williams. Grandioso compositor y director de orquesta, es el motivo de que muchos teman meterse en el mar tras ver Tiburón, de poner notas al más famoso aventurero de sombrero y látigo, o de hacernos vibrar en un cine con el arranque de los créditos de Superman. Es el responsable de la inolvidable y casi perfecta partitura para el más famoso extraterrestre del séptimo arte, o sin ir más lejos de la composición más paradigmática de la profesión, alzada por el American Film Institute como la mejor de la historia del cine, aquellos acordes para una galaxia muy, muy lejana.

Siendo innegable la asociación de la obra de este autor con un tipo de cine de escasas pretensiones artísticas y poco serio, incluso sus mayores detractores no ocultan su admiración por el enorme talento y su innegable aportación al séptimo arte. Efectista, comercial, infantil o repetitivo, según algunos; genial, versátil, inolvidable, emocional, según muchos otros, John Towner Williams es sin duda el músico de cine más influyente de las últimas décadas. El estilo más común de las composiciones de Williams suele ser descrito como una forma de neoromanticismo, principalmente con influencias de compositores del romanticismo alemán como Richard Wagner, Max Steiner y Erich Wolfgang Korngold. La música de John Williams parte siempre de los mismos planteamientos estéticos para abrazar diferentes intenciones narrativas. De ahí nace buena parte de la eficacia de su trabajo: una sonoridad reconocible al instante, al tiempo que un inmenso poder descriptivo.

Al igual que varios compositores de dicho período (principalmente Wagner) hace uso recurrente del leitmotiv; sus leitmotiv han identificado a personajes (por ejemplo la “Marcha Imperial” a Darth Vader, la pieza “Gilderoy Lockhart” a dicho personaje), objetos (el “Tema del Arca” en “Raiders of the Lost Ark”), criaturas (Fawkes el Fénix, en Harry Potter y la cámara secreta, el tema del tiburón en la película Tiburón), lugares (“El mar de dunas de Tatooine”, en Star Wars), etcétera.

Comenzó trabajando para los estudios como pianista, bajo la tutela de sus grandes amigos Bernard Herrmann y Alfred Newman en los estudios Fox. Progresó a la orquestación y el arreglo para numerosos compositores de la Edad Dorada como Tiomkin o el mismo Newman. Su instinto de compositor estaba abriéndose paso y sus primeras oportunidades se las dio la televisión.

Sin embargo sería en los setenta cuando el ya maduro John Williams alcanzó el éxito. Se abrió paso como compositor de cintas catastrofistas como la Aventura del Poseidón (1972), Terremoto (1974) o El Coloso en Llamas (1974), e hizo su primer trabajo para el joven e impetuoso director Steven Spilberg en Loca Evasión (1974). El mismo director lanza su carrera y la de nuestro hombre en Tiburón (1975), saboreando las primeras mieles del éxito descomunal que tanto conocerían en años venideros.

Como tantos cambios ocurren en la vida, un encuentro es clave en la historia del maestro así como en la de la historia del cine y la música en general: de la mano de Spilberg, un desorientado George Lucas recibe la ayuda e ideas del maestro para acompañar a su opera espacial, La Guerra de las Galaxias (1977), con la que ambos cambiarán la manera de contemplar el cine.

John Williams es uno de esos casos habituales en la industria donde profesionales trabajan con regularidad juntos, en ocasiones formando un equipo que progresa incluso a través de décadas. La sociedad que ha formado John Williams con algunos directores durante periodos más o menos extensos merece mención.

Steven Spielberg

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Sin duda una de las sociedades más comentadas y conocidas de Hollywood. Juntos han hecho una veintena de películas, y su amistad es irrompible. Desde Loca Evasión (1974), hasta Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal (2008). Suma y sigue…

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Tiburón

Indiana Jones

E.T. El extraterrestre

Jurassik Park

La lista de Schindler

Las Aventuras de Tintín

Lincoln

War Horse

Munich

George Lucas

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El culpable de esta unión es el anterior. Seis películas de la saga más galáctica, tres dirigidas por el propio Lucas. Desde La Guerra de las Galaxias (1977) hasta La Venganza de los Sith (2005).

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La Guerra de las Galaxias

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Oliver Stone

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Sus alabanzas al viejo Williams son interminables. Tres películas llevan sendas espléndidas bandas sonoras: Nacido el Cuatro de Julio (1989), JFK (1991) y Nixon (1995). Era la esperanza de que John Williams trabajará para cineastas de mayores pretensiones artísticas.

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Nacido el 4 de Julio

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Chris Columbus

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Ambas entregas de Sólo en Casa, los dos primeros Potter y Quédate a mi lado (1998) revelan que el director con nombre de descubridor trabaja entusiasmado con tal aval musical. Algunos esperamos que el maestro siga más vinculado a la saga Potter que a la saga Columbus…

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Harry Potter (tema principal)

Sinfónicos vs. electrónicos

Vangelis y Silvestri

La música del griego Evángelos Odiseas Papathanassiou, más conocido como Vangelis, es de difícil clasificación. Se le considera un pionero de la vanguardia de la música electrónica acontecida en los 70 (fue uno de los primeros músicos griegos en tener un órgano Hammond B3 -escúchalo aquí) y uno de los mayores representantes de la New Age, concepto ya bastante difuso en sí mismo. Su música se caracteriza por el uso de sintetizadores e instrumentos acústicos con los que crea atmósferas de sonido envolvente en un tono generalmente grandioso y solemne.

Su consolidación en el cine llegó en los años ochenta con la BSO que le dio su primer Oscar de Hollywood, Carros de fuego, del director Hugh Hudson, (imponiéndose al mismísimo John Williams). Su siguiente obra para la gran pantalla se convertirá en uno de sus mayores logros, una banda sonora mítica para una película de culto, Blade Runner, de Ridley Scott.

En los albores de los 90 consiguió uno de sus éxitos más sonados con 1492: La conquista del paraíso, de nuevo junto a Ridley Scott. El tema central, Conquest of Paradise, es una de las piezas más conocidas del músico, hasta el punto de que tanto John Williams como Klaus Schulze han grabado sus propias versiones de este himno coral.

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Carros de fuego – Vangelis

Blade Runner – Vangelis

1492: Conquest of Paradise – Vangelis

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No hay dos músicos iguales aunque si hay trayectorias semejantes. Alan Silvestri es otro de los músicos de jazz que, tras trabajar como arreglista y pasar por la televisión, llega al cine y establece otro tándem con un director, concretamente Robert Zemeckis, a quien conoce en 1983, un año clave para Alan Silvestri. El compositor se entera por mediación de su amigo Tom Carlin que un joven director llamado Robert Zemeckis está buscando un compositor que pudiera ambientarle su película Tras el Corazón Verde. Zemeckis llamó al compositor y le pidió 24 horas para ofrecerle una pieza. Al día siguiente, el director estuvo encantado con la propuesta de Silvestri lo que sería el inicio de una gran colaboración durante más de 20 años. En ella, han quedado proyectos como la trilogía de Regreso al futuro, Forrest Gump, Náufrago, ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, Contact o Lo que la verdad esconde. Todas ellas grandes éxitos de taquilla.

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Tras el corazón verde – Alan Silvestri

Regreso al futuro – Alan Silvestri

Pero es evidente que después de Tras el Corazón Verde, a Silvestri le llovieron las ofertas. Entre ellas, destacan Predador de John McTiernan, El vuelo del navegante o El guardaespaldas. En todas ellas, demostrando una versatilidad musical de Silvestri. Así, Silvestri pasa de la orquestación al jazz o el sonido de sintentizador de los 80. En 1994, llega uno de sus trabajos más elaborados con Forrest Gump, un trabajo que le valió sendas nominaciones a los Globos de Oro y a los Oscar.

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Forrest Gump – Alan Silvestri

STAR WARS. MAIN THEME

DESCARGAS DE LA UNIDAD 4

UNIDAD 4 (III). LOS 70 Y 80. ESCENAS PARA EL SOCRATIVE.