No sólo Wolfgang era un genio
Su padre, el compositor Leopold Mozart, músico de la corte, comenzó a enseñar a tocar a Maria Anna cuando ella tenía solo ocho años, su hermano pequeño, con tres, estaba siempre a su lado.
Según el Smithsonian, Leopold escribió en una carta en 1764: «Mi niña toca las partituras más difíciles que tenemos… con increíble precisión y de manera excelente». «Mi pequeña, con tan solo 12 años, es uno de los músicos más hábiles de Europa».
Wolfgang Amadeus Mozart llegó a decir que estaba «asombrado» con el talento para la composición de su hermana. Y se carteó con Maria Anna para elogiarla: «Tengo el temor de no componer tan bien como tú, la canción que escribiste es hermosa».
Apodada «Nannerl», recibió críticas muy favorables en todo el Viejo Continente, con profesionales rendidos ante su habilidad, similar a la de su hermano. Pero al contrario que el Mozart más conocido, la joven tuvo que anteponer su pasión por hacer frente a la crisis económica que atravesaba su familia. Así, su padre dio por terminada su gira cuando la joven cumplió los 18 años y ya era elegible para casarse.
Ahora, las experiencias de esta otra Mozart, la desconocida, llegan a las tablas gracias a la obra de teatro «The Other Mozart», escrita por Sylvia Milo.
Milo ha asegurado a «The Huffington Post» que como la familia Mozart «arriesgó todo» tratando de promover a Wolfgang, solo concebían que ese genio fuese el fruto de su sudor y sus apuros.
«Las decisiones que Leopold tomó eran absolutamente lógicas. Tuvieron el sentido común de priorizar la supervivencia de la familia. Yo no lo culpo», aseguro Milo.
«Sin embargo, la sociedad era tal que, aunque había mujeres compositoras, eran los hombres los grandes beneficiados, pudiendo mostrar su trabajo ante la nobleza. Las mujeres no podían competir. Si ellas hacían dinero con su música, se las consideraba prostitutas. Y eso no era lo que quería la familia de Nannerl Mozart. Ni siquiera le dieron la oportunidad de planteárselo», asegura.
Para más información: