Holst y los planetas…

Hoy os contaré una curiosa historia en la que se encuentran ciencia y música. En plena Guerra Mundial, entre 1914 y 1916, el inglés Gustav Holst (1874-1934) compuso una suite para orquesta que acabó siendo una de las obras más interpretadas y queridas de las miles de de piezas que alumbró el pasado siglo: Los Planetas. En aquella época el Sistema Solar estaba compuesto por ocho planetas. A saber: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, así que la suite Los Planetas se compone de ocho movimientos, uno por cada planeta. Sin embargo la órbita de Neptuno era un poco extraña y los científicos, que se empeñan en dar explicación a todo, dedujeron hábilmente que más allá de su órbita debía haber otro objeto que con su gravedad perturbaba y distorsionaba el camino de Neptuno. En 1930 llegó la confirmación con el descubrimiento de un nuevo planeta, Plutón. Holst tenía entonces 56 años, pero no le interesó o no pudo o vayan ustedes a saber por qué, pero no compuso un noveno movimiento dedicado al planeta recién descubierto. Tampoco tuvo mucho tiempo para reconsiderar la cuestión, ya que moriría 4 años más tarde. Pasó mucho tiempo y en el año 2000 la Orquesta Hallé encargo a Colin Matthews (1946), un especialista en Holst, que compusiera el famoso inexistente noveno movimiento para completar la suite planetaria. Dicho y hecho: esa formación musical, bajo la dirección de Kent Nagano, estrenó Plutón, el renovador, el 11 de mayo de dicho año.