¡Qué pasada!



¿Le damos un poco de ritmo a la semana? ;-) A mi este videoclip de OK Go  me ha parecido sorprendente y espectacular. Se trata de su último single, I won´t let you down, rock alternativo, inteligente, con un punto retro y un concepto de «sincronización» que está a otro nivel.

Por cierto, los uniciclos eléctricos en que van montados los miembros de la banda son los UNI-CUB de Honda. Lo más simpático es que tras unos minutos estarás preguntándote: pero… ¿Cómo han podido rodar eso? ¿Realmente no hay cortes? ¿Eso era una grúa, un globo, un dron o… magia pura? ¡A disfrutarlo!

Fuente: Microsiervos.

The Wikisinger

La acústica de una sala es muy importante a la hora de grabar o reproducir algún tipo de sonido, ya que éste puede cambiar completamente dependiendo de las condiciones del espacio en el que se reproduce. La acústica arquitectónica estudia el control del sonido, tanto del aislamiento entre recintos habitables (casas, cuartos o habitaciones), como del acondicionamiento acústico de locales (salas de conciertos, teatros, etc.), amortiguándolo mediante materiales blandos, o reflejándolo con materiales duros para que la construcción o la estructura del lugar permita el máximo aprovechamiento del sonido o bien hacer que el sonido disminuya y no traspase los muros o paredes.

El director Vincent Rouffiac publicó un vídeo en el que intenta demostrar el poder de la acústica en 15 espacios diferentes. El cantante Joachim Müllner,  llamado “the Wikisinger,” canta la misma canción en lugares diferentes y éste es el resultado… 



¿Qué le hace la música a nuestro cerebro?



“Somos lo que somos con la música y por la música”
Facundo Manes


    Los seres humanos convivimos con la música en todo momento. Es un arte que nos hace disfrutar de tiempos placenteros, nos estimula a recordar hechos del pasado, nos hace compartir emociones en canciones grupales, conciertos o tribunas deportivas. Pero eso que resulta por demás natural, se produce a través de complejos y sorprendentes mecanismos neuronales. Es por eso que desde las neurociencias nos hacemos muchas veces esta pregunta: ¿qué le hace la música a nuestro cerebro?
    Algunos científicos, a su vez, sugieren que la influencia de la música sobre nosotros puede haber surgido de un hecho fortuito, por la capacidad de esta para secuestrar sistemas cerebrales construidos para otros fines, tales como el lenguaje, la emoción y el movimiento.La música parece tener un pasado extenso, tanto o más que el lenguaje verbal. Prueba de ello son los hallazgos arqueológicos de flautas construidas con hueso de ave, cuya antigüedad se estima de 6.000 a 8.000 años, o más aun de otros instrumentos que podrían preceder al homo sapiens. Existen diversas teorías sobre esta coexistencia íntima con la música en la evolución. Algunas de estas se dieron porque al estudiar la respuesta del cerebro a la música, las áreas claves que se ven involucradas son las del control y la ejecución de movimientos. Una de las hipótesis postula que esta es la razón por la que se desarrolló la música: para ayudarnos a todos a movernos juntos. Y la razón por la que esto tendría un beneficio evolutivo es que cuando la gente se mueve al unísono tiende a actuar de forma más altruista y estar más unida. 
    Escuchamos música desde la cuna o, incluso, en el período de gestación. Los bebés, en los primeros meses de vida, tienen la capacidad de responder a melodías antes que a una comunicación verbal de sus padres. Los sonidos musicales suaves los relajan. Se sabe, por ejemplo, que niños prematuros que no pueden dormir son beneficiados por los latidos de la madre o sonidos que los imitan.
    La música está considerada entre los elementos que causan más placer en la vida. Libera dopamina en el cerebro como también lo hacen la comida, el sexo y las drogas. Todos ellos son estímulos que dependen de un circuito cerebral subcortical en el sistema límbico, es decir, aquel sistema formado por estructuras cerebrales que gestionan respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales; particularmente, el núcleo caudado y el núcleo accumbens y sus conexiones con el área pre-frontal. Los estudios que muestran activación ante los estímulos mencionados revelan un importante solapamiento entre las áreas, lo que sugiere que todos activan un sistema en común.

    Uno de los fundadores del laboratorio de investigación Brain, Music and Sound[cerebro, música y sonido], en Canadá, el científico Robert Zatorre describe así los mecanismos neuronales de percepción musical: una vez que los sonidos impactan en el oído, se transmiten al tronco cerebral y de ahí a la corteza auditiva primaria; estos impulsos viajan a redes distribuidas del cerebro importantes para la percepción musical, pero también para el almacenamiento de la música ya escuchada; la respuesta cerebral a los sonidos está condicionada por lo que se ha escuchado anteriormente, dado que el cerebro tiene una base de datos almacenada y proporcionada por todas las melodías conocidas.
    Estas memorias fueron la base para una original investigación, liderada por Agustín Ibáñez y Lucía Amoruso, que realizó el Instituto de Neurociencias Cognitivas (INECO) sobre mecanismos cerebrales que permiten anticipar acciones. Nuestro cerebro constantemente trata de anticipar qué va a suceder. Para analizar esto, les mostraron a expertos bailarines de tango vídeos en los que, según el nivel de experiencia, pudieran prever (o no) cuándo otros bailarines cometerían un error. Mientras ellos observaban, se registró la activación de ciertas regiones del cerebro con electroencefalograma de alta densidad. Esta investigación reveló que solo en los expertos, 400 milisegundos antes de que se iniciara la secuencia, la actividad cerebral ya anticipaba que iba a ocurrir un error. Existen circuitos en la corteza cerebral involucrados en la percepción, codificación, almacenamiento y en la construcción de los esquemas abstractos que representan las regularidades extraídas de nuestras experiencias musicales previas. La construcción de expectativas y su posible violación es clave para una respuesta emocional.
    La relación de la música con el lenguaje también es objeto de estudio. El procesamiento del lenguaje es una función más ligada al lado izquierdo del cerebro que al lado derecho en personas diestras, aunque las funciones desempeñadas por los dos lados del cerebro en el procesamiento de diferentes aspectos del lenguaje aún no están claros. La música también es procesada por los hemisferios derecho e izquierdo. Evidencia reciente sugiere un procesamiento compartido entre el lenguaje y la música a nivel conceptual. Pero la música parece ofrecer un nuevo método de comunicación arraigada en emociones en lugar del significado tal como lo entiende el signo lingüístico. Investigaciones muestran que lo que sentimos cuando escuchamos una pieza musical es muy similar a lo que el resto de la gente en el mismo lugar está experimentando. Por eso las melodías, en muchos de los casos, pueden trabajar en nuestro beneficio a nivel individual, al modular el estado de ánimo e incluso la fisiología humana, de manera más eficaz que las palabras. La activación simultánea de diversos circuitos cerebrales producida por la música parece generar algunos efectos notables: en lugar de facilitar un diálogo en gran medida semántico, como hace el lenguaje, la melodía parece mediar un diálogo más emocional.
    El área de la salud se vale de la música con el fin de mejorar, mantener o intentar recuperar el funcionamiento cognitivo, físico, emocional y social, y ayudar a lentificar el avance de distintas condiciones médicas. La musicoterapia, a través de la utilización clínica de la música, busca activar procesos fisiológicos y emocionales que permiten estimular funciones disminuidas o deterioradas y realzar tratamientos convencionales. Se han observado importantes resultados en pacientes con trastornos del movimiento, dificultad en el habla producto de un accidente cerebrovascular, demencias, trastornos neurológicos y en niños con capacidades especiales, entre otros.
    La música puede ser una herramienta poderosa en el tratamiento de trastornos cerebrales y lesiones adquiridas ayudando a los pacientes a recuperar habilidades lingüísticas y motrices, ya que activa a casi todas las regiones del cerebro. Estudios de neuroimagen muestran que tanto al escuchar como al hacer música se estimulan conexiones en una amplia franja de regiones cerebrales normalmente involucradas en la emoción, la recompensa, la cognición, la sensación y el movimiento. Las nuevas terapias basadas en la música pueden favorecer la neuroplasticidad -nuevas conexiones y circuitos- que compensan en parte las deficiencias en las regiones dañadas del cerebro. La música es física y anima a la gente a moverse con el ritmo. Cuanto más destacado es el ritmo, más radical y contundente el movimiento del cuerpo. El ejercicio físico puede ayudar a mejorar la circulación, a proteger el cerebro y facilitar la función motora. La música induce estados emocionales al facilitar cambios en la distribución de sustancias químicas que puede inducir estados de ánimo positivos y aumento de la excitación, lo que a su vez puede ayudar a la rehabilitación.
    Emoción, expresión, habilidades sociales, teoría de la mente, habilidades lingüísticas y matemáticas, habilidades visoespaciales y motoras, atención, memoria, funciones ejecutivas, toma de decisiones, autonomía, creatividad, flexibilidad emocional y cognitiva, todo confluye en forma simultánea en la experiencia musical compartida. Las personas cantan y bailan juntas en todas las culturas. Sabemos que lo hacemos hoy y lo seguiremos haciendo en el futuro. Podemos imaginar que lo hacían también nuestros ancestros, alrededor del fuego, hace miles de años. Somos lo que somos con la música y por la música, ni más ni menos.


    Facundo Manes es neurólogo y neurocientífico (PhD in Sciences, Cambridge University). Es presidente de la World Federation of Neurology Research Group on Aphasia, Dementia and Cognitive Disorders y Profesor de Neurología y Neurociencias Cognitivas en la Universidad Favaloro (Argentina), University of California, San Francisco, University of South Carolina (USA), Macquarie University (Australia). @manesf
    Artículo publicado en el diario El Pais

    El cerebro de los músicos es diferente a los demás

    Los científicos estudiaron el funcionamiento del cerebro cuando se escucha música y se sorprendieron de la cantidad de zonas del cerebro que se estimulaban.
    Pero cuando estudiaron el cerebro de aquellos que se dedican a interpretar y tocar algún instrumento se dieron cuenta la cantidad asombrosamente rápida de procesamiento de información en secuencias complejas que realizan.
    Aunque la investigación es relativamente nueva los neurocientíficos descubrieron  que tocar un instrumento involucra casi todas las áreas del cerebro a la vez .
    En el siguiente video de TED-ed entran en más detalles.

    Fuente: queteescuchen.com

    Un Haendel “distinto”

    ¡Pero qué creatividad! Sencillamente GENIAL.

    Poema sinfónico para 100 metrónomos

    “Hay dos cosas en este mundo que no tienen porqué significar nada, una es la música y otra la risa”
    Inmanuel Kant

    En las últimas clases de 1º de ESO hemos estado hablando sobre el sonido, el ruido y el silencio. De repente me volvió a la mente una obra que siempre me ha llamado la atención: el Poema Sinfónico para 100 metrónomos del compositor húngaro Györgi Ligeti (1923-2006). Aunque a muchos no os suene su nombre, Ligeti es uno de los iconos de la música contemporánea. El director de cine Stanley Kubrick eligió algunas de sus obras para las bandas sonoras de 2001: Una odisea en el espacio, El resplandor o Eyes Wide Shut.

    Para la ejecución de esta obra se requiere la presencia de diez artistas, cada uno encargado de diez de los cien metrónomos. Los metrónomos se ubican sobre una plataforma, se les da cuerda y se ajustan a distintas frecuencias. Una vez preparados, a la señal del director, se inician intentando que sea de manera simultánea. Los artistas salen de escena. A medida que a los metrónomos se les va acabando la cuerda, se hace perceptible la periodicidad en el sonido y comienza a distinguirse a un metrónomo del otro. La pieza suele terminar con un único metrónomo oscilando por unos pocos compases, seguidos por el silencio. 

    En esta obra se refleja también la fascinación del compositor por los mecanismos autómatas, en este caso un desfasamiento de 100 metrónomos donde el único papel humano es desencadenar el fenómeno: encenderlos. Atendiendo a la masa sonora que se genera su forma podría ser la de un lied binario, es decir, un A-B-A’ (uniformidad, caos, uniformidad):
    A: Uniformidad: masa sonora continua con todos los metrónomos encendidos al mismo tiempo.
    B: Caos: cambios continuos cuando se comienzan a parar los metrónomos; se escuchan variaciones sonoras debido a que no paran de forma simultanea.
    A’: Uniformidad: vuelta a la uniformidad cuando sólo queda uno o pocos metrónomos con ritmo contínuo; se escuchan de forma nítida distinguiéndolos claramente.
    Por otro lado el compositor también trabaja intensamente el concepto de textura, desde la simplicidad a la máxima densidad para, finalemente, acabar volviendo al sonido desnudo de un único metrónomo.
    Y yo pregunto a mis alumnos… ¿música? ¿sólo ruido? Hagan sus comentarios… ;-)

    ¿Para qué hay que estudiar música?









    Estudiar música nos ayuda a desarrollar capacidades intelectuales, sociales y personales. Hoy quiero compartir con vosotros un post muy interesante, extraído del blog de Eduard Ruano, profesor de Tuba del Conservatorio Profesional de Zaragoza, donde nos da una serie de razones para aquellos indecisos que aun piensan que estudiar música “no sirve para nada”.

    1. Desarrollo de la psicomotricidad

    Para tocar un instrumento lo primero es conseguir que suene ya sea soplando, frotando un arco, pulsando una tecla o rasgando una cuerda. Una vez conseguido ésto, el siguiente paso es dar “forma” al sonido y tocar notas concretas accionando los mecanismos necesarios. Todo ello mientras se lee la partitura. Un ejercicio de psicomotricidad de lo más completo.

    2. Competencias en idiomas

    Esa partitura de la que acabamos de hablar contiene instrucciones precisas sobre el ritmo, la altura, la duración, la velocidad, el carácter y la técnica precisa para tocar las notas; expresadas solamente con lineas, puntos, y algún que otro símbolo. Es como aprender a leer otro alfabeto, de la misma manera que si aprendemos ruso, griego o mandarín. Pero vamos más allá: la música tiene frases, sintagmas (semifrases) y palabras (motivos) que dan sentido al discurso musical, un auténtico sistema sintáctico que da coherencia a la música. Mientras aprenden música mejorarán su aprendizaje en todo lo relacionado con la competencia lingüistica. 

    3. Pensamiento lógico

    Especialmente en los primeros cursos -en los que se asimilan e interiorizan los conceptos básicos de la música-, las matemáticas y la lógica son fundamentales para comprender e interpretar el ritmo. Por eso, estudiar música desarrolla el razonamiento lógico-matemático y estructura los mapas mentales.

    4. Pensamiento múltiple

    Además de la psicomotricidad que mencionábamos para tocar el instrumento, hay que tener en cuenta que las notas deben sonar con la duración, afinación, intensidad, ritmo e intención que se nos pide en la partitura. O que nos pide el director. O nuestro compañero de atril. O todos a la vez.

    5. Sensibilidad artística

    Por encima de cualquier requerimiento técnico la música es un arte. Siendo así, tocar un instrumento desarrolla la creatividad a través de la experimentación, canaliza la exteriorización de los sentimientos y fomenta el desarrollo del criterio artístico.

    6. Capacidad de autoescucha y reflexión

    Es evidente que para dominar un instrumento hay que escuchar lo que se está tocando, analizarlo y corregir lo que sea necesario. Con el tiempo, el hábito de escucharse a uno mismo va más allá del instrumento y con ello el análisis y la reflexión de lo que nos decimos a nosotros mismos.

    7. Empatía y habilidades sociales

    Además de escucharse a sí mismo, para poder tocar en grupo es imprescindible escuchar a los demás, por lo que se desarrolla la empatía. Si el grupo es grande, como una banda o una orquesta, también se desarrollan las habilidades sociales necesarias para relacionarse con los demás miembros.

    8. Educación en valores

    Tocar con solvencia un instrumento no es fácil ni rápido. Requiere trabajo constante, esfuerzo y perseverancia; unos valores que la inmediatez de nuestro acelerado mundo parecen haber olvidado. Al mismo tiempo, tocando en público deberán superar sus miedos.

    9. Autoestima

    Los pequeños avances que día a día experimentará serán una fuente de satisfacción que gratificarán todo el esfuerzo invertido. A medio plazo el control sobre el instrumento será mayor, con lo que también crecerá la motivación y el perfeccionismo; al cabo de los años podrá mirar atrás y ver que ha merecido la pena y todo ha sido posible gracias a sí mismo.

    10. Serán más responsables y cuidadosos

    A excepción de los instrumentos más grandes (piano, órgano, clave, arpa, percusión, contrabajo…), cada estudiante utiliza su propio instrumento, tanto en el estudio personal como en clase. Los instrumentos musicales son delicados y por tanto requieren cierto cuidado en su manipulación y mantenimiento; en otras palabras: un instrumento necesita que seamos responsables y cuidadosos con él.
    Fuente: eduardruano.com

    La Catedral Sumergida


    Quiero dedicar el post de la semana a un sexteto sevillano de pop alternativo cuya música me parece realmente buena. La Catedral Sumergida nació en 2010 cuando el productor sevillano Jordi Gil reunió a un grupo de músicos de su entorno para grabar una serie de canciones compuestas por oC. De esa fusión surgió en los Estudios Sputnik el primer EP de la banda, “Demasiado humano”, en el que participaron sus actuales componentes y un trío de cuerdas.
    Satisfechos por el resultado obtenido afrontan llevar las canciones al directo, preparando nuevos temas a lo largo de 2011. Durante este año se gesta el sonido que caracteriza al grupo, de gran complejidad tímbrica y sugerentes polirritmias.

    A principios de 2012 la banda estrena su primer repertorio de canciones en concierto y autoedita aquel primer EP. El sonido más “acústico” del disco se vio enriquecido por los sonidos sintetizados, por la potencia de los instrumentos en directo y por la sólida voz de Adolfo Langa.
    El 14 de noviembre presentaron su segundo trabajo en estudio, “Drama en el campo de juego”. La banda ha grabado los temas “en vivo”, es decir, haciendo un falso directo en el estudio, una seña de identidad que lo diferencia notablemente del anterior. 

    El nombre del grupo procede del Preludio para piano Nº 10 de Claude Debussy, una bellísima pieza descriptiva del impresionismo francés. La leyenda bretona nos habla de la ciudad de Ys, construida bajo el nivel del mar y posteriormente inundada por una imprudencia. Aún se pueden escuchar las campanas de su catedral cuando baja la marea.

    Os dejo por aquí el enlace donde podréis escuchar el disco completo. Por cierto, el 12 de diciembre lo presentan en la antigua Sala Malandar, en la calle Torneo… ;-)

    Información obtenida de la web oficial del grupo.

    12 pianistas para un solo piano

    Hoy os dejo con una curiosa versión de la obra Czardas de V. Monti, para 1 piano y ¡12 pianistas! Realizada por la Facultad del Conservatorio de Washington…


    Making off

    ¡Aquí está el making off de nuestro Viaje a Ítaca! En un par de semanas tendremos entre nosotros el DVD con el espectáculo completo. A todos los que hicísteis posible esta bella locura, MIL GRACIAS SIEMPRE.

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