Campanadas de libertad
El mundo puede cambiar, pero no va a cambiar solo.
Amnistía Internacional cumple medio siglo denunciando las violaciones de los derechos humanos. Hoy, más que nunca, son necesarias voces que griten en alto contra la barbarie a la que asistimos diariamente. Admiro profundamente esta organización, seria, coherente, implacable, aunque reconozco que desearía no tener que felicitarla. Su larga trayectoria implica un frustrante reconocimiento, la permanencia del fracaso de la Humanidad en su aspiración de ser más humana. Cada día vemos como el hombre se deshumaniza, se desintegra y autodestruye ante la mirada impertérrita de los poderes gobernantes y el silencio cómplice de muchos de nosotros. Y los niños mueren mientras ganan los dictadores y las madres lloran mientras ríen los asesinos. Y nada pasa… NADA.
La trayectoria de esta organización siempre ha estado muy vinculada a la música y Amnistía celebra su cincuenta aniversario de la mejor manera posible, cantando. De hecho el origen del activismo social unido al rock, que nació con fuerza en los 60 y enarbolan en la actualidad personajes como Bono o Bob Geldof, está fuertemente ligado a esta ONG.
Después del éxito de Instant Karma, el doble disco que grabaron en el 2007 con canciones de John Lennon, vuelven ahora con Chimes of freedom, un cuádruple CD que celebra un doble 50 aniversario, el de Amnistía y el de la carrera musical de una de esas grandes voces críticas, la de Bob Dylan. Versionan sus canciones gente tan variopinta como Adele, Mark Knopfler, Lenny Kravitz o Diana Krall, vamos, una joya. Ojalá ayude a mantener encendida esa vela de esperanza que nunca ha cesado en su denuncia a pesar del viento en contra.