Las divas del jazz
El valor artístico de Billie Holiday reside en su capacidad interpretativa, en su dominio del swing y en la adaptación de sus cualidades vocales al contenido de la canción. Billie Holiday transmite a sus canciones una intensidad inigualable que, en muchos casos, es fruto de una traslación de sus vivencias personales a las letras cantadas. Esta personalización de lo cantado hace que su estilo esté muy vinculado a intérpretes clásicos de blues como Bessie Smith o Ma Rainey; también está clara su deuda, confirmada por ella misma, con Louis Armstrong y, desde luego, con quien sería su principal acompañante: el saxofonista tenor y clarinetista Lester Young. El tema “Strange Fruit” fue considerado como la mejor canción del Siglo XX, por la revista “Time” en 1999.
Su muerte pareció una cruel burla del destino; moribunda e inconsciente en la cama del hospital, la policía intentó esposarla acusada de consumir heroína mientras agonizaba.
Ella
Duke Ellington: “Ella Fitzgerald está más allá de cualquier categoría”.
Estaba dotada de una voz con un rango vocal de tres octavas, destacando su clara y precisa vocalización y su capacidad de improvisación, sobre todo en el scat (un tipo de improvisación vocal, generalmente con palabras y sílabas sin sentido –skoobie-doobie, bee-bop-a-lula, dabarap -pa ra badab, boop-boop-a-doop, sorngo-n-gon etc.-, convirtiendo la voz en un instrumento), técnica que aprendió junto a Louis Armstrong y desarrolló en los años cuarenta, anunciando el surgimiento del bop.
Cantante insuperable de bigband, se encuentra igualmente a sus anchas en un contexto musical más reducido, en directo o en pequeños clubes, en trío con el clásico formato de piano, contrabajo y batería y ser además la mejor interprete de standars, baladas, blues, canciones infantiles o incluso de bossa-nova.
Ella Fitzgerald, falleció el 15 de junio de 1996. Su muerte, a pesar de ser esperada tras una larga enfermedad (murió ciega por culpa de la diabetes), dejó al mundo del jazz paralizado y conmovido. Con su desaparición física, se iba una cantante de jazz inigualable. Nunca nadie superó a Ella en un escenario, ni habrá nunca una cantante de jazz que cante el “scat” como ella. Su música, su voz aniñada, su vitalidad, y su capacidad para cantar swing, permanece eternamente entre nosotros.
Unas voces fantásticas, pero me ha llamado la atención que todas tuvieron el mismo tipo de vida, por un lado desgraciada y por otro muy mala, como las drogas :S
Como dice Natalia unas grandes voces ;)
Una pena que no acabasen su vida , como las grandes que fueron..
La vida son casi iguales..Pero es verdad tienen unas voces impresionates!!