Whitney Houston y el soul
El estilo musical que impulsaron Otis Redding o Aretha Franklin nació a principios de los sesenta aunque mucha música anteriormente etiquetada como “R&B afroamericano” podría situarse bajo el paraguas del soul. Lo cierto es que en la música popular del siglo XX la mayor parte de las etiquetas las puso la industria (que no los músicos) y al final siempre acaban siendo injustas y un tanto estrechas: rock, pop, jazz, blues, soul, folk, country o R&B acaban generalmente influyéndose entre sí para dar lugar a un conglomerado musical infinitamente más rico que las clasificaciones que vemos en las estanterías de las tiendas de discos. Sin embargo, tengo que reconocer que la definición que encontré hoy en un blog de El País me aclaró bastante las ideas: “el soul significó, básicamente, el paso de los artistas negros que hacían gospel a la música profana, dejando atrás las ataduras líricas de un estilo fundamental de la comunidad afroamericana que se desarrollaba en el interior de las iglesias y se comercializó como un género en sí mismo en la música de raza (póngase la palabra negra) en la segregacionista industria del disco de antaño. Los músicos que acostumbraban a cantar casi recitando, como en las iglesias, y con unos determinados arreglos, pasaron a usar este método pero deshaciéndose de la temática religiosa”. Interesante…
Houston empezó cantando en un coro gospel, dio el salto lógico del gospel al soul y acabó convirtiéndose en un icono del pop como hizo también Michael Jackson. Ambos partieron de la música negra tradicional, destinada a públicos más minoritarios, y se convirtieron en superventas del pop comercial destinado a públicos más juveniles y numerosos con un mayor impacto comercial pero muy alejados de los pilares musicales y sociales del auténtico R&B y el soul. Ahora bien, etiquetas aparte, lo que es indiscuible es que Whitney Houston tenía una voz prodigiosa ¿no? Descanse en paz.