Yellow Lounge

  

 
 ¿J.S. Bach junto a la música electrónica? ¿Por qué no? ¿Hemos matado la música clásica? Estoy completamente de acuerdo con Tristano cuando afirma que el formato del concierto clásico sigue siendo el mismo que hace cien o doscientos años y es cierto que, generalmente, mantenemos el mismo ritual y los mismos repertorios, y lo que es peor, seguimos enseñando la música en los conservatorios con ese formato como meta. Para el gran público, lo que se sale de ese marco no es “clásico”. Pero, ¿qué entendemos por “clásico”? La siguiente reflexión de Tristano me parece interesante: “Mi marco es 2012, no 1705, y en ese sentido le doy a todo lo que hago la visión de mi tiempo. La música clásica no existe. Mozart nunca escribió música clásica. Es una terminología que se inventó hace 250 años y desde entonces la arrastramos. Todo es clásico y no lo es. Escuchar y entender, nada más”. 

 

A mi me parecen interesantes las iniciativas que crean espacios de encuentro entre el antes y el ahora y creo que esa es la filosofía de las “Yellow lounge”, unas veladas “efímeras” en las que la música clásica invade el territorio de los DJ y el jazz, sin escenarios ni amplificación. Nacieron en Alemania promovidas por la prestigiosa discográfica Deutsche Grammophon y poco a poco se están extendiendo por distintos paises. En la primera que se celebró en nuestro país el pianista y compositor luxemburgués Francesco Tristano presentó su último trabajo, “Long Walk”, en el que muestra la relación entre la música de Dietrich Buxtehude y Johan Sebastian Bach. El inmenso músico alemán marcó un antes y un después en la historia de la música pero no surgió de la nada. Siendo joven, en 1705, hizo un viaje para conocer al compositor y organista Dieterich Buxtehude cuyas piezas influenciaron mucho al genio de Leipzig. Una de ellas, “La Capricciosa”, influyó decisivamente en las variaciones Goldberg, una de las creaciones de Bach que más me han marcado en mi vida, las variaciones que lanzaron y cerraron la carrera del polémico Glenn Gould, mi pianista fetiche del que también se declara admirador Tristano, coincidencias sobre las que escribiré en el próximo post… ¡Os dejo con Francesco Tristano!