Nos dejó José Saramago…

“… La orquesta se ha callado. El
violonchelista comienza a tocar su solo como si sólo para eso hubiera
nacido. No sabe que la mujer del palco guarda en su recién estrenado
bolso de mano una carta de color violeta de la que él es destinatario,
no lo sabe, no podría saberlo, a pesar de eso toca como si estuviera
despidiéndose del mundo, diciendo por fin todo cuanto había callado,
los sueños truncados, las ansias frustradas, la vida, en fin. Los otros
músicos lo miran con asombro, el maestro con sorpresa y respeto, el
público suspira, se estremece, el velo de piedad que nublaba la mirada
aguda de águila es ahora una lágrima. El solo ya ha terminado, la
orquesta, como un grande y lento mar, avanzó y sumergió suavemente el
canto del violonchelo, lo absorbió, lo amplió, como si quisiera
conducirlo a un lugar donde la música se sublimara en silencio, la
sombra de una vibración que fuera recorriendo la piel como la última e
inaudible resonancia de un timbal aflorado por una mariposa…”
de Las intermitencias de la muerte de José Saramago
4 comentarios
  1. Elena Álvarez Bautista.  1ºB.
    Elena Álvarez Bautista. 1ºB. Dice:

    Unos versos muy bonitos… La verdad, es que se ha ido un gran personaje y músico.

  2. María Rodríguez Salas 1ºB
    María Rodríguez Salas 1ºB Dice:

    Que bonito,yo creo que era un gran violinista, seguro que era un buen hombre.

  3. Anónimo
    Anónimo Dice:

    Gustavo, la literatura de Saramago es tan amplìa que estoy segura a él no le importó que piensen que era músico, digo, muchos aùn se preguntan que cantaba.
    Lo amo, es mágico y maravilloso, y seguramente hablan del violonchelista de la novela, porque no había violinistas, en fin.
    REY

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